martes, mayo 28, 2013

La noche era oscura, pero la luz de la calle se filtraba entre las cortinas claras, dándole al desordenado cuarto un ambiente agradable para conversar... mas las palabras no querían salir. En cambio temblaba como si estuviera desnuda, expuesta al gélido aire invernal, pero estaba vestida, tapada y al lado de una mujer que la inquietaba. Eso era todo lo necesario para hacerla temblar, estar al lado de ella.
No sabía muy bien como sentirse ahí, era una necesidad, una ansia, un deseo, una emoción. Eran los ojos de aquella mujer buscándola en la noche lo que desmoronaba su control.
Una caricia y el aliento se congelaba en su pecho.
Un roce en su mano y la ropa sobre ella se quemaba al contacto con su piel.
Un beso...y de pronto la habitación daba vueltas y todo lo que no fuera piel sobraba.
Un beso dio paso a  muchos más, a las manos enredadas en su cabello, a sus manos sujetando la cintura, a enredar las piernas, a recorrer la espalda, a suspirar cuando ella le besaba el cuello. Todo se sucedió rápido y vertiginoso, como sus besos, que lograban siempre hacerla volar. Nada más existía esa noche, solo ellas dos suspirando escondidas, secretas, al sentir a la otra.

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