y su voz fue como un recuerdo demasiado lejano, como instantánea latente de la última escena de un sueño, justo después de despertar. Entre las sábanas la voz era tan extraña y ajena que fue imposible no sentirme parte de una historia surrealista, donde pasado y presente parecen juntarse y hacerse uno. Como si al hacer el amor con la dueña de esa voz se rompieran todas las leyes de la física, del tiempo, de la vida. Todo se rompía al escuchar esa voz susurrar.
Su voz fue aliento recorriendo mi espalda, besos plantados en mi piel, lengua robando el sabor de mis labios. Su voz fueron miradas acaloradas, dedos abriéndose camino entre mis piernas, suspiros dejados entre las ropas.
Su voz fue recuerdo y sentir fusionados en ese momento en que me habló.
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