viernes, agosto 15, 2014

Al principio conté los minutos, mirando fijo tus ojos inmóviles.
Dejé de contar minutos para contar canciones, ya no miraba tu foto, pero me imaginaba tu rostro serio, con tu pelo salvaje dándote esa extraña aura de alegría permanente contrarrestando tu mirada implacable.
Cuando la música no pudo distraer el frío en mi pecho comencé a soltar letras, letras terribles, llenas de angustia, letras borrosas, vertiginosas, que golpeaban mis dedos furiosas por salir y dejar mi cuerpo, que lo único que deseaba era un abrazo en medio de la madrugada.
Ni los minutos, ni las canciones, ni las palabras
Nada sirvió. No volviste esa noche.

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