La letanía de una tarde lluviosa, la puerta cerrada.
Su boca en mi cuello no se cansaba de jugar a las cosquillas y yo nerviosa respiraba, reía y suspiraba con ojos cerrados. Sentía cada palpitar de su corazón y me sentía al unísono.
Sus manos nuevas, sus manos que son mías, fueron recorriendo mi espalda, pasearon por mi cintura y su boca,dulce, seguía sacándome sonrisas dormilonas, torpes de tanto contacto de su piel con la mía. Sonrojos iban y venían entre respiraciones quedas y te amos dicho en susurro. Buscaba su boca con desesperación, su mirada.
Quiero hacerle el amor con mis pupilas y tocarla en un sin fin de inspiraciones.
Quiero decirle con mis roces que la amo como nadie jamás lo había hecho antes.
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