jueves, junio 12, 2014

Placeres simples

La lluvia caía sobre mi cara y me esforzaba por distinguir cada uno de los sonidos, de cada una de las gotitas, al golpear mi rostro. Sin caminar, sin ver, sin hablar, solo escuchar la lluvia contra mi rostro, intentar sentir como se llevaba mis penas.
En eso estaba cuando, sin darme cuenta, abrí los ojos y miré al cielo justo en el momento que un gran relámpago iluminaba el cielo sobre mi. Por un segundo vi la forma de cada una de las nubes que en ese momento descargaban su furia contra la tierra, y no pude evitar que los músculos de mi cara se tensaran, sonreí.
Volví a cerrar los ojos, volví a concentrarme en escuchar la naturaleza a mi alrededor y entonces el trueno me removió los pulmones entre las costillas. Sonreí con más ganas.