La cosa fue así.
Nos despedimos..más bien ella de mi.
Fue lento, tortuoso, como ir entrando de poco el cuchillo en carne, y yo luchar porque no fuera así, hasta que de pronto me di cuenta que era inútil, estaba hasta el tope.
Fue una cierta estupefacción darme cuenta que no había servido de nada mi lucha de horas, siempre su determinación había sido más grande que mi fuerza.
Me sorprendí (pseudo) pidiendo que no se fuera, pero se alejó sin más, y dejó el cuchillo ahí, como recuerdo, como diciendo "jamás te dejaré sola".