domingo, julio 11, 2010

mmm ... antes de dormir

Anoche escribí esto... pensando en aquellas noches que se que compartiremos, pensando en los momentos en que estes casi dormida en mis brazos, en que casi se me cierren los ojos pero no quiera dejar de mirarte así, tranquila.
Vamos a dormir juntas amor, que la noche está avanzando y son pocas las horas que nos quedan de oscuridad y paz. Vamos a dormir, que la vida sigue por la mañana y debemos ponernos de pie una vez más. Vamos a dormir, que las fuerzas se aunan mejor con los ojos cerrados.
¿Y si soñamos mi amor? Mientras las estrellas nos cubren y la luna cumple su compromiso eterno, podríamos vivir en nuestra inconsciencia, imaginar sin límites.
Así, tu dormida y yo también, podríamos encontrarnos en los sueños y caminar de la mano, juntas e inseparables.
Soñemos entonces mi amor, que si en sueños puedo volver a tener tu rostro entre mis manos, por favor que así sea... no quiero esperar a la mañana para tocar tus labios con los míos y decirte una vez más que te amo.

sábado, julio 03, 2010

Quimera

Estábamos las dos acostadas. Sabíamos que no habría otro momento de tranquilidad como ese en un buen tiempo, sabíamos que esa paz existía para las dos solo en lugares cómo aquel, un cuarto cerrado, en una casa vacía, sin que nadie se enterara de nuestro arranque fuera del campo visual del mundo.

Estábamos las dos en el punto ciego de la sociedad, ese único punto en el cuál los comentarios realmente pasan a importar nada, en donde las amenazas son insignificantes pues sabemos que podemos contra ellas. En el punto ciego en donde el valor tuyo se transforma en el mío.

Estábamos las dos acostadas, yo sabiendo todo esto, deseosa de transmitirlo para por fin estar en paz. Pero en la mirada tuya algo me sorprendió. La misma intención brillaba cautelosa, tímida. El ver esto tan claramente me hizo comprender… no había necesidad de decir nada ya, pues todo lo sabíamos, todo lo sentíamos, antes de que la conciencia participara en el juego.

Estábamos así, las dos unidas cuando la impaciencia entró en nuestros semblantes, cuando notamos lo cerca que estábamos en realidad y lo mucho que deseábamos a la otra… hacía mucho tiempo que no se nos era permitida la cercanía, y el encontrarse de pronto con la posibilidad de romper la regla me entusiasmó.

Sin detenernos a pensar en pros y contras nos unimos en un beso cándido, puro de deseos de complacer y entregar. Mis manos buscaban sin paciencia donde posarse, recorrí aquellos puntos que se que te enloquecen. Recorrer tu cuerpo es la mejor de las aventuras, descubrir tus debilidades una suerte de juego vicioso…. Pero tocarte en si… es mi droga.

Seguían mis manos su deleite fuera de cualquier control racional, seguías tú encantándome con tus reacciones, seguías guiándome a la locura con tus suspiros y tus caricias que tampoco cesaban. Seguías tu distorsionando mi concentración, llevándome a la deriva... ya no respirabas con regularidad... y yo tampoco.

Besé tu cuello con ansias, se que te vuelve loca, además me encanta. Pasé a tus pechos mis manos, jugué con ellos mientras sin paciencia me adueñaba de tu boca. La sensación de volar era más cercana a cada segundo... pero aún no era el momento. Posé mis manos en tu cintura, entonces y tú medio desilusionada te ríes por lo bajo. No te das ni cuenta, pero lo que busco en definitiva es sacarte la polera... cuando captas mi intención acompañas mis movimientos para facilitarme la tarea.

Ni siquiera yo habría previsto mi reacción... quedé... estúpida después de verte. No pude contenerme, te miré a los ojos y estabas sonrojada. Es que me encantas así, no pude con mis deseos y me ganaron... casi arranco a pedazos tu sostén y me hundí en las caricias de tus manos en mi pelo mientras yo besaba cada centímetro de tu piel... besaba, mordía y lamía cuanto podía. Tu espalda se encorvaba de caricia en caricia y me empujabas con fuerza contra tu pecho. Gemías.

De pronto un roce tuyo me sorprende y un suspiro escapa raudo de mis labios. Habías aprovechado mi desconcierto para deslizar tu mano por debajo de mi ropa, toda, y de pronto sentí tu tacto siempre frío debajo en mí. Fue como si una corriente eléctrica me hubiera recorrido el cuerpo entero en un segundo... más fuerte de lo que jamás había sentido y más placentero también.

Tus ojos pedían permiso para seguir tu cometido y yo no podía negártelo... de pronto el control era tuyo. Con maestría quitaste mi ropa para que no molestara... quedé frente a ti solo en ropa interior y con más vergüenza de la que pensé que podía sentir. Pero tus ojos brillaban cuando me mirabas, solo eso pudo tranquilizarme y me hizo confiar en ti.

Seguiste entonces con tu juego... me llenabas de besos la piel yo sentía que ardía. Me llenabas de suspiros el pecho... y es que la imagen de ti recorriendo mi cuerpo, lo siento, pero no es soportable.

A cada beso tuyo el corazón mío saltaba descontrolado como queriendo salirse de su lugar. A cada roce de tu lengua en mi sentía que me perdía más en las sensaciones. No había tiempo ni sentido de la razón.... creo que a esas alturas, ya era toda tuya.

Tus manos, que hacían dibujos interminables, causaban estragos en mi respiración. Mientras me mirabas divertida por mis... saltos, de a poco fuiste retirando las pocas prendas que me quedaban, dejándome solo con una enorme vergüenza y un cojín tapándome la cara. Mis manos se aferraban a la ropa de la cama, pues realmente no quería verte mirándome así... no sabía si te gustaría lo que encontraras luego de desnudarme.

Pero para mi sorpresa no te detuviste ahí. Sentí nuevamente el tacto enloquecedor de tus manos suaves en mis piernas, en el interior de mis muslos, como invitándome a confiar aún más... como persuadiendo a seguir.

Mi vergüenza se transformó de pronto en locura y me vi obligada, por la creciente necesidad de oxígeno, a retirar el cojín de mi cara... entonces quedé muda. Acariciabas mis piernas si, pero además de disponías a besar. Tus ojos sorprendidos por mi repentino movimiento cambiaron otra vez al deseo y como si nada hubiera pasado te dispusiste a continuar. ¡¿Es que jamás ibas a parar?! ¡Ya no sabía que hacer con mi cuerpo!, las extremidades no respondían a mis intenciones y la piel se me iba a desaparecer de tanto que ardía. Tú besabas como si no hubiera otro día mis piernas, acercándote cada vez más a donde yo moriría. Cada unos segundos me concentraba lo suficiente como para abrir los ojos e intentar divisarte, pero en el momento en que te veía consumiéndote todo mi calor volvía a perder todo lo que había logrado. De pronto y sin pausas con un roce de tu lengua me dejaste en caos. Fue, volar y consumirme al mismo tiempo. No pude volver a concentrarme lo suficiente como para observarte bien, pero en las contadas ocasiones en que resultó abrir mis párpados, me mirabas desde abajo con un deseo que jamás había visto, y esto solo servía para incrementar mis sensaciones. Seguías tu imparable y seguía yo contorsionándome de placer. No hubo segundo en que no volara, ni minuto en el que no pensara que iba a morir en cualquier momento, o que ya estaba muerta... y es que, tantas sensaciones y reacciones no pueden tenerse en vida. Creo que nunca sabré como explicarlo bien, pero hubo un momento en que ya no controlaba ni mi boca, y creo que gemía a cada movimiento tuyo, a cada vaivén de tu lengua. Sujetabas con tus manos mi vientre, y creo que solo eso evitaba que saltara fuera de la cama. No pude contenerme más y al fin sentí que se me iba el alma por los poros. Creo que respiraba.... creo, porque después de morir ya no es seguro nada.

Creo que te acercaste a mi y me abrazaste... jamás había disfrutado tanto un abrazo... me volví a sentir viva!... aunque no lo suficiente como para responderte el gesto, mis brazos aún no respondían a mis ordenes. Lo que se con seguridad es que te besé, o me besaste... tierna y extasiada también. Fue extraño no sentir... vergüenza luego de tanta locura junta. Fue más extraño aún sentir tanta felicidad después de haberme sentido tan cerca a la muerte.